La alianza entre ONU y Costa Rica en esta materia, ha girado en principalmente en torno al fortalecimiento de los servicios de atención primaria de la salud en diferentes zonas del país, la coordinación a nivel institucional para mejorar la toma de decisiones y la ejecución de políticas y la promoción de la salud. Estas actividades pretendían atender la emergencia nacional por la COVID-19 y la respuesta de las autoridades competentes por medio de la gestión de riesgos.

El apoyo a la coordinación interinstitucional se dirigió hacia el fortalecimiento para generar respuestas suficientes a las necesidades del país. Estos procesos procuraron el diálogo y la comunicación entre diferentes actores del Estado, el sector privado y la sociedad civil.

La ONU ha impulsado acciones de la mano con el Ministerio de Salud, formulando políticas públicas y su ejecución, promoviendo estrategias de comunicación y acciones. Tal es el caso de la Estrategia de Fomento de Lactancia Materna y Adecuada Alimentación y Nutrición en los primeros mil días, con las primeras Guías Alimentarias Basadas en Alimentos (GABAs) para la población menor a los 1000 días. Al mismo tiempo se llevaron a cabo acciones concretas sobre la salud de un grupo específico de la población, mediante la Estrategia Nacional de Envejecimiento Saludable.

Se apoyó al Ministerio de Salud e INEC a desarrollar e incorporar los indicadores para la medición de la prevalencia de la inseguridad alimentaria, según la Escala FIES, en la Encuesta Nacional de Hogares. También, consolidó el diseño, validación e implementación de una metodología para la inclusión de criterios nutricionales en la Canasta Básica Tributaria, también en vínculo con el Ministerio de Salud.

Este programa para movilizar recursos de vacunas en el país ha sido muy significativo; al mismo tiempo que las estrategias comunicación para desmitificar y promover la vacunación, enfatizando este trabajo con comunidades y poblaciones vulnerables.